
Imagen: Puente Sancho el Mayor en Castejón © Miguel Ángel Galilea

Un puente entre dos tierras
Navarra e Irlanda comparten más de lo que parece: una historia marcada por las tradiciones y una fuerte identidad cultural.
Desde los intercambios medievales a través del Camino de Santiago pasando por la presencia de soldados irlandeses en suelo navarro en los siglos XVII-XIX hasta las conexiones contemporáneas entre artistas, estudiantes, trabajadores/as y viajeros/as, el vínculo navarro-irlandés es una historia abierta que ANIR quiere seguir escribiendo.
Celebramos estos puntos de encuentro como una oportunidad para crecer, aprender y crear puentes.
Imagen superior: Puente Half Penny en Dublin © Frank G

Santa Brígida de Kildare en Olite
Existe un culto a Santa Brígida de Kildare, copatrona de Irlanda junto a San Patricio (en Navarra también hay dos co-patrones con San Fermín y San Francisco Javier), documentado ya en el siglo XIII en la ermita homónima de Olite, recientemente restaurada. La reina Blanca, hija de Carlos III, luego exportó el culto a la santa irlandesa a una pequeña localidad de Segovia llamada Valle de Píell.
Seguramente se trate de la advocación más antigua a la santa irlandesa en la Península Ibérica. Es todo un misterio cómo pudo llegar hasta el centro de Navarra en época tan temprana, quizá traída por peregrinos irlandeses o más probable por repobladores francos a través del Camino de Santiago.
Por otra parte, en Irlanda hay una iglesia y un auditorio (ya derruido) en el centro de Dublín dedicados al santo navarro San Francisco Javier.

El linaje O’Reilly–Ward en Navarra
De la sepultura de Santo Domingo a la casa de Carlos Vicente en la calle Zapatería — memoria y proyección de un «príncipe navarro‑irlandés»
En la segunda mitad del siglo XVIII, la historia de Navarra se entrelaza con la de Irlanda a través de los apellidos Arraiz–Baigorri y O’Reilly–Ward. El matrimonio de María Josefa de Arraiz y Baigorri con el oficial irlandés Juan Felipe O’Reilly y Ward (1790) abrió un itinerario familiar que dejó huella material en Pamplona: la sepultura de la iglesia de Santo Domingo y la casa de su hijo, Carlos Vicente O’Reilly y Arraiz, en la calle Zapatería. La tradición nobiliaria recordará a Carlos Vicente como «príncipe navarro‑irlandés», expresión que resume la doble pertenencia simbólica del linaje.
Hechos destacados
La sepultura de
Santo Domingo (Pamplona)
La sepultura familiar, situada en la iglesia de Santo Domingo, es el anclaje más visible del linaje O’Reilly–Ward en la ciudad. El escudo cuartelado con las armas O’Reilly–Ward y Arraiz–Baigorri representa la alianza entre la memoria irlandesa de Breifne y la tradición nobiliaria navarra. La datación de 1798 y la pervivencia del emblema confirman la voluntad de arraigo y reconocimiento social.
Imagen: Sepultura y heráldica familiar en Santo Domingo (© David Alegría)
La casa de Carlos Vicente
en la calle Zapatería
A comienzos del siglo XIX, la presencia del linaje se proyecta en la calle Zapatería, donde se documenta la casa de Carlos Vicente O’Reilly y Arraiz (con pleitos de arriendo en 1816). La ubicación en una de las arterias históricas del casco urbano refuerza la imagen pública de la familia y su integración en las redes sociales y económicas de Pamplona.
Imagen: Fachada del edificio reformado en 1880 en calle Zapatería nº 52 de Pamplona, lugar de la casa propiedad de Carlos Vicente O’Reilly a comienzos del siglo XIX (© David Alegría).
Titulación y memoria nobiliaria: «príncipe navarro‑irlandés»
Las fuentes familiares y la tradición nobiliaria refieren la condición de «príncipe navarro‑irlandés» aplicada a Carlos Vicente O’Reilly y Arraiz. Esta denominación, de carácter honorífico y simbólico, expresa la doble identidad heredada: la memoria señorial de los O’Reilly —señores del antiguo reino medieval de Breifne (actuales condados de Leitrim, Cavan y partes de Roscommon y Sligo)— y el reconocimiento jurídico de hidalguía en Navarra. Más que un título estatal, resume una posición estamental y una narrativa genealógica que enlaza Irlanda y Navarra a través de la historia del linaje.
Imagen: Proceso judicial del año 1798 sobre reconocimiento de hidalguía y derecho de uso de escudo de armas a favor de Carlos Vicente O’Reilly (© Archivo General de Navarra).
Cronología básica
Imágenes: © David Alegría, © The Morning Star, © Jesús Gárriz y © Archivo Concejil de Ibero

¿Quién fue John Scannell Taylor?
John Scannell Taylor fue un joven estudiante de Derecho de la Universidad de Cork, al sur de Irlanda. Falleció con 24 años en la batalla de Ibero que tuvo lugar el 23 de julio de 1873, al inicio de la III Guerra Carlista.
Según las crónicas, se lanzó de forma heroica sobre las defensas liberales. Recibió tres disparos. El último en la frente, mortal. Se trataba de la primera escaramuza. Pudo morir en la zona del puente de Isterria y la actual ermita de San Pedro, donde los carlistas habían dispuesto un cañón. O junto al puente Lubia en el Arakil, cerca de la actual Casa Puntos. En Ibero hubo 9 muertos y 80 heridos carlistas y por parte liberal, 1 muerto y 8 heridos. Al menos fallecieron tres oficiales carlistas, dos artilleros (el capitán Domingo Nieves Ascanio y un teniente) y uno de infantería, John Scannell Taylor. Los heridos y muertos carlistas se llevaron al hospital de campaña operado entonces por una recién creada Cruz Roja y que estaba instalado en Ororbia. Al día siguiente las tropas carlistas encabezadas por el propio pretendiente Carlos VII entraron triunfantes en Ibero.
Scannell fue enterrado en el campo santo de Ororbia, con una bella lápida. Su apellido es realmente Scannell. La piedra de Ororbia lleva el patronímico irlandés O’ delante para reforzar su identidad y carácter irlandeses. En España su muerte pasó en su momento completamente desapercibida, pero movilizó a la prensa del Reino Unido, Francia y Alemania. Consta que venía con más compatriotas irlandeses como Joseph Smith Sheehan, William Nash Leader, James Casey y Francis O’Flynn, algunos soldados veteranos y cada uno de ellos con una historia particular.
Scannell era de familia acomodada y con relaciones con España. Su padre era un directivo de la Compañía Trasatlántica de Cádiz, y su madre pertenecía a una buena familia de Cork. También se le atribuyen relaciones de parentesco con el general Lizarraga. Estuvo sin duda influido por el ambiente profundamente movilizado de la Irlanda de su tiempo. Si bien cuenta con un mausoleo en su ciudad natal (cementerio de Saint Joseph, Ballyphehane, Cork), sabemos que sus restos mortales se encuentran en Ororbia.